SHE IS BACK, pero no del todo…
- yuyu
- 13 sept
- 7 Min. de lectura

Hola, de nuevo…
Desaparecí de Instagram por un mes porque me fui de vacaciones y este tiempo fuera de mi perfil artístico me ha servido para entender y reconocer varias cositas; que no son novedosas en lo absoluto pero que me hacía falta validar y plasmar. Les quiero compartir por aquí algunas de ellas, sin ningún orden preciso, ni finalidad en particular. (Me prometí escribir más en el journal y como buena taureana le doy demasiado valor a mi palabra así que ahí voy.)
Estoy bien cansada de las redes sociales.
Ya está, lo dije, punto. Es un scam. No se imaginan cuántas veces he tenido que escuchar el discurso sobre como perderé audiencia si no publico contenido mínimo 3 veces por semana que sea variado, interesante, de valor, educativo, bien curado, de calidad, videos de no menos de 15 segundos, pero no más de un minuto y que si en los primeros dos shots no captura tu atención y le das skip el bendito post se irá a los confines más recónditos del malévolo algoritmo, que me hará desaparecer de la fas de tu feed por no haber dado la talla… Uff me harté solo de releer la oración que acabo de escribir. En qué momento permitimos que la valía o relevancia de nuestro trabajo artístico estuviera determinado por estándares y métricas que nada tienen que ver con el contenido en sí mismo, sino con la aparente respuesta que puede inspirar en un público, que no está verdaderamente presente; audiencia que en gran medida no están en Instagram para apreciar sino para consumir. En un parpadeo pasamos de ser pintores, poetas, orfebres, diseñadores a ser entretenimiento efímero y don’t get me wrong; el ocio y el entretenimiento son muy importantes para una vida sana, pero como todo en exceso puede sin duda hacernos daño. Tras esta pausa me siento diluida en un sin fin de trends, propaganda, fake news & IA.
¿Qué descubrí a mi retorno? Que no pasa nada si no me entero de todo lo que está pasando, que no puedo ni quiero como diríamos en buen puertorriqueño estar en toas y que eso está bien. Descubrí que en mi ausencia así como hubo gente que me dejó de seguir, hubo gente que comenzó a seguirme y que el margen de diferencia entre uno y otro es solo un número que no determina nada. Descubrí que cuando quiera o pueda publicar, escribir y aparecer, quien desee verme, leerme e interactuar así lo hará. Que si mi visibilidad en sus perfiles realmente se ve reducida, eso nada tiene que ver con mi valor como artista ni la calidad de mi trabajo. La velocidad a la que va esta plataforma y la media en general, no es a la velocidad a la que voy yo y eso está bien.
Ser yo misma es mucho más cool que cualquier estética o tendencia.
Durante mi viaje mi mejor amigo me pidió que le escribiera una carta a mi yo adolescente y por más cliché que suene, escribí algo en torno a la idea de apreciar mis rarezas y valorarme por mi autenticidad. Consciente de cuán desgastado está dicho adjetivo en estos tiempos, les comparto la segunda definición del mismo según el diccionario de la Real Academia Española
2. adj. coloq. Consecuente consigo mismo, que se muestra tal como es.
(Uff lowkey amo la palabra consecuente)
En la era donde todo está determinado por un mercado, una tendencia, una estética, es muy probable que muchos de nosotros sintamos que en gran medida quienes somos no es más que el resultado de un montón de factores externos e impuestos ( ojo esto puede que sea verdad pero…) hablando claro, requiere mucha autocompasión reconocer las instancias en las que hemos caído en la trampa de tratar de encajar en la casilla que otros han creado para nosotros y perdonarnos por ello. A la larga cuando cedemos nuestros gustos, forma de pensar, nuestra apariencia, a quien único estamos defraudando es a nosotros mismos. Mientras todos los demás están complacidos con la cara que les mostramos, en el fondo palpita la verdad innegable “no estás obrando a partir de tus propios principios” estás siendo todo, menos tú mismo.
Algo que me gusta de viajar es el hecho de presentarme ante gente nueva y de otras culturas, extraños que no tienen ninguna noción sobre mí, porque es justo ahí donde puedo poner en práctica el ejercicio más revolucionario, ser auténtica. (ojo que esto también lo puedo hacer en mi país, claro está, pero la experiencia reciente de mi viaje está bastante presente en mi mente aún y por eso los comparto) Es sorprendente lo que sucede cuando nos mostramos ante los demás tal y como somos, automáticamente es como darles permiso a ellos de hacerlo también y desde ese espacio de honestidad, de presencia genuina, nos podemos vincular de maneras que todas las capas y máscaras que llevamos no nos lo permitirían. Es aburrido y agotador todo el tiempo tratar de lucir, pensar y actuar como lo hace la masa. Con esto no quiero decir que tenemos que ser un libro abierto con todo el mundo o que tenemos que olvidarnos de querer agradar a otros, pero sí plantearnos que ante una sociedad de plástico como la que describen Ruben Blades y Willie Colón en su hit del 1978, toca mostrar un poco el corazón.
¿Qué descubrí eligiendo ser más auténtica? Que soy aún más valorada, amada y apreciada cuando decido mostrarme tal cual soy que cuando me filtro y edito a cada instante. Que en la espontaneidad de mis looks, de mi humor y opiniones otros podían relajarse, podían ser recíprocos en la honestidad. Que dejarnos llevar por la corriente solo nos hace monótonos y no otorga un verdadero sentido de pertenencia. Elegir ser yo y por ello ser aceptada y recibida, me demuestra que quienes me incluyen en su círculo lo hacen por aprecio y un deseo real. No hay que temer a no encajar, al contrario hay que temer a caer bien siendo quienes no somos porque lo fake no dura.
Verdaderamente, amo mi vida tal y como es, aunque quisiera cambiarle un par de cosas y sé que eso suena contradictorio.
Hay una yo que se queja y se queja, que no está conforme y le busca la quinta pata al gato cada vez que puede. Hay otra yo que no podría estar más feliz y complacida con la vida que tiene. Ambas coexisten en este cuerpecito de 5 pies de altura, en esta mente volátil y corazón tierno. Oscilo entre la ambición de querer más y la conformidad de saber que tengo todo lo que necesito. Esta aparente contradicción, es una constante en mi camino desde hace mucho tiempo, sin embargo no es hasta hace unos meses que estoy pudiendo hacer las paces con esta realidad. ¿Qué ha cambiado para lograr esta conciliación? He dejado de ver las cosas en blanco y negro, comprendí que una yo no cancela a la otra, que cosas aparentemente opuestas pueden ser ambas reales, pueden suceder al mismo tiempo y que pierdo mucha energía tratando de resolver algo que no necesita ser resuelto sino aceptado. El ejercicio constante de la gratitud me ha ayudado a contrarrestar las voces ambiciosas e inconformes dentro de mí. La práctica de estar presente en mi día a día con todos mis sentidos y facultades, me permite apreciar todo lo bueno y hermoso a mi alrededor, sin ignorar los aspectos más complejos o duros de mi entorno. Si la balanza se inclina mucho hacia un lado o hacia el otro, intento no batallar con ello, sé que todo el espectro de emociones que experimento son necesarias para no solo reconocerme viva, sino viviendo.
¿Qué he aprendido de mis aparentes contradicciones? Cosas sencillas, pero que en la cotidianidad olvidamos. Que ante todo, estoy haciendo lo mejor que puedo, que hay un tiempo para todo y que aunque mi voluntad puede ser muy poderosa, no puede controlarlo todo, no puede preverlo todo; de hecho que aburrida sería la vida si supiera de antemano como todo va a ser y a suceder. Que tengo derecho a desear más, pero que ese deseo no debe opacar todo lo que ya he logrado, lo bueno que sí está pasando; me desestimo a mí misma y a quienes comparten mi vida si me centro solo en lo que pienso que me falta. He comprendido que las expectativas/planes que la vida, el universo, Dios, como quieras llamarlo, tiene para mí posiblemente sean mucho mejores que las que yo tengo para mí misma. He aprendido a tomar la luz con la sombra, el día con la noche. Reconozco que todo es y todo sucede al mismo tiempo, que la percepción que tenga sobre los acontecimientos o escenarios de mi vida es una decisión mía y nada más.
Si leíste hasta aquí gracias, te diste la vuelta por varios de mis random thoughts de finales de verano, tal vez compartas tú también algunos de ellos. En el título de este blog post les digo que estoy de vuelta, pero no del todo, porque creo que aún me queda mucho que meditar a internalizar en los próximos días o quizá semanas. No he regresado del todo y puede que no lo haga, porque pienso que cuando salimos del entorno conocido y nos exponemos al mundo inevitablemente cambiamos y no se puede volver a ser quienes éramos antes de mirar un poco más allá del horizonte. No quiero y no pretendo ser la misma de hace un mes atrás, creo que todo lo vivido hubiera sucedido en vano si así fuera. Me propongo, [re]conocerme, volver a presentarme ante mí y ante ustedes, sin prisa, un poco más auténtica, un poco más agradecida y mucho menos consumida por la rueda de hámster de la media. Nos veremos por ahí, de eso estoy segura.
Hasta entonces, les abrazo.






Comentarios